Bien dicen por ahí los "sabios" de nuestros tiempos que la última frontera es el cerebero, sí, con todo lo que conlleva este "maravilloso descubrimiento", como si fuera algo nuevo.
El cerebro con todo aquello que nos resulta misterioso, el lugar de la mente que traducimos como pensamientos, los cuales de tanto trajinarlos se convierten en hábitos, los mismos que después nos seducen y de alguna manera nos ven otros y de otra nos vemos a nosotros mismos, ellos revelan quiénes somos, ciertamente nuestro carácter y de él y sólo de él depende nuestro destino. Para algunos será sólo transitorio, para otros más religiosos, creyentes y demás funciones gramaticales de nuestro lenguaje, él mismo será eterno. ¿Cómo la ven? Bien, algunos se harán de cruces, otros más confiados no prestarán mayor atención y otros tal vez nunca se enteren, porque estas cosas de la mente son un poco ambiguas y ¿para qué tomarse la molestia, si con sufrir ser lo humanos que somos es suficiente?.
Siendo así, esta última frontera está bien cerca de cada uno y lo mejor de todo, es que es gratis. Somos dueños de ella y tenemos el privilegio y el deber de transitarla, conocerla, depurarla, hacerla añicos, sensibilizarla, guardarla, recordarla y muchos verbos más que faciliten la maraña o telaraña de esas conexiones neuronales tan misteriosas que conforman en definitiva lo que somos.
Porque sé que la vida es el mejor regalo, elijo ser algo más que inteligente, ya ésta se ha visto afectada por comportamiento prediseñados de nuestra cultura, cualquiera que sea.
Ya no importan tus ideales, sólo los de aquellos que te obligan. Ya no importan tus verdades, sólo hay una, pero nadie la encuentra. Ya no importan tus exactitudes, sólo las mismas y gastadas palabras que de no seguirlas te hundirás irremediablemente en la ruina y el fracaso. Ya no importan si te acuerdas de tu pasado y de tu futuro como ese pensamiento frugal, sencillo, literal que tanto labras, no importa porque no se puede exploner, hay temores de que alguien te lo robe. A fin de cuentas no importa en qué creas, dicen por allí, con tal de que creas en algo y desde hace algún tiempo la verdad se volvió relativa, es que es más fácil salir del problema, pero ellos siguen y siguen porque nos llevan una vida de ventaja. De pronto nos encontramos en este mundo que cuelga de la nada, nos damos cuenta un poco más tarde que temprano que no estamos solos en el universo, sí, claro que no, estamos en un espacio tiempo marcado por otros que no vemos, pero los imaginamos, anclados o no, aquí estamos, y, ¿a dónde iremos? Los agujeros de gusano están a la espera de nuestro encuentro, y la vida se desgasta entre tantos pensamientos y emociones, pero seguimos olvidando lo certero, lo real, lo verdadero. ¿A quién culpar? ¿Qué diremos de nuestros propios demonios? Por esto y mucho más es que se necesita ser más que inteligente, más que científico, más que artista, poeta, embolador, vendedor de frutas. Se necesita un poco más. La vida todavía es un misterio. El pensamiento una zozobra y muchos barcos que naufragan o encallan por las olas y tempestades que aun se debanten por dentro.
Conozco a una persona, una linda persona que fabrica aciertos, aventuras y ciertos ademanes que advierten compañia más allá de mi estancia.
Continuará
CANCIÓN DE CUNA 
