jueves, 12 de diciembre de 2013

Memoria de un beso

Dos palabras irrumpieron en las sombras de la noche. Eran las tres de la madrugada y ella seguía soñando un anhelado beso. Hacía mucho tiempo que eso no sucedía, porque entre tantos quehaceres y la rutina, las curiosidades y pequeños detalles, sólo quedaba el agotamiento y la mirada taciturna. Pedir permiso para acercarse lentamente y hablar con los ojos y tocarse el rostro con la nariz... después de analizar la situación, pedirse perdón y pasar a un hecho más concreto, por fin pudimos darnos ese anhelado beso.
Ahora sí, las palabras te amo, sonaron como cascadas recién descubiertas y ligeros toques con los dedos sobre una escalera de madera envejecida. Se escucharon como el canto de las ballenas y las risas de los infantes.
Yo sólo quería mi beso...
Además escuché una historia fantástica de los años treinta y una fuga de Bach que me hizo recordar el movimiento de las luces del primer árbol de navidad hecho por mi tía de una planta natural llena de raíces secas y hojas muy verdes. Era un contraste tan elegante que nunca lo he podido olvidar. Mi tía lo adornaba con pedacitos de algodón y unas cáscaras de algo que no recuerdo. En fin esas eran otras épocas y ese beso llenó la noche de memorias alucinantes. Era el tiempo. Claro, demasiado tiempo y no teníamos otra alternativa. Eso era de inmediato, después una vocecita se escuchó diciendo: papá... la respectiva sonrisa y... tranquilo hasta mañana. Yo también te amo.

El arte de pensar y la locura que resulta

Se ha dicho tanto sobre tantas cosas que hay de donde escoger, pero abruman tantas letras, palabras, oraciones, y... en fin. Cada libro voluminoso, cada revista, folleto, periódico, afiche, cuaderno y no se qué más... definitivamente esto también agota; es una más de tantas vanidades de este viejo mundo, pero podemos declarar con suma confianza, quizás, es la única vanidad que nos asusta, la que nos declara nuestra propia enfermedad. Al mismo tiempo nos divierte y deleita. Nos gozamos y también nos declaramos nulos. Tenemos esperanza de seguir y salir a flote. Pero cada vez que añadimos ciencia añadimos dolor.
Los pensamientos nos invitan a crear mundos irreconocibles a nuestra memoria física y tan exactos al nuestro en el fondo de las mismas luchas. El bien y el mal que nos asusta, si acaso nos divierte porque no falta el que ha dado a su destino la definitiva respuesta de ir al "infierno" antes que dejar en el camino la perdición, porque está en nuestra genética y con tanta ciencia diciéndonos qué somos y qué no somos, no es extraño que haya tantas evasivas a observar lo que vemos todos los días, pero con otros ojos, lo que escuchamos y degustamos... aquello que se quedó en la mirada paulatina, cuando recibimos el soplo de vida y eso también está en nuestros genes, solo que lo ignoramos a propósito, la mayoría de las veces sin saberlo. He aquí una de las muchas razones por las que existe tanta literatura al respecto. El bien y el mal. la vida y la muerte. el amor y el odio. La felicidad y la desdicha. Se ha dicho que los opuestos se atraen, y es que no podemos imaginarnos un mundo sin dolor. No sin antes luchar por conquistarlo, vencerlo y acabarlo. Pero ante esos abismos intelectuales se encuentran los que siempre "tienen la razón" los dueños del conocimiento absoluto y verdadero. Dirigir un país o el mundo entero es un sueño posible en otro sistema, en aquel en que primero el que dirige debe hacerlo consigo mismo. Esa es la mayor de todas las conquistas y grandes hazañas. La verdad absoluta no es nuestra, no la producimos nosotros. Ella está fuera, enterrada, por eso la comparación con un tesoro escondido. Profunda es la verdad, además es eterna, fija, no cambia, es inmutable. ¿Cómo nosotros, seres finitos podemos encontrarla? ¿Cómo podemos estudiarla sin alterarla por culpa del prejuicio, el caos interno y otras similitudes del pensamiento? Un científico comentará acerca de esto, que aquellas cosas son sólo tendencias, ráfagas, destellos de realidad. El observador la modifica a cada paso.  Nosotros somos el observador, y estamos atrofiados; así que no quedan muchas posibilidades de tener éxito. Aún así, la verdad sigue estando fuera y debemos acercarnos a ella, tomarla como el mayor desafío, la máxima prueba, la mejor medicina, el mejor de los detalles y la finalidad de la existencia. Pueden ser sólo tendencias, pero está la otra parte, no hay solamente un observador, somos por lo menos unos siete mil millones, si acaso llegamos a tener la conciencia de que eso es lo que somos, en el mejor de los casos. Somos muchos observadores y una sola verdad absoluta, porque si hablamos de ella no podemos hablar de gustos, de pareceres. No, no podemos tomarlo así. Esta verdad afecta las culturas, los gustos, las costumbres. Está por encima de todo lo humanamente posible. No tiene que ver con determinados lugares, con unos si y otros no. No está supeditada a estratos sociales, ni intelectuales. Ella es la conciencia pura de la que no podemos escapar con ningún artilugio. Frente a ella no hay excusa de ningún tipo, así parezca que la hay. Y esto es posible porque esta verdad es sobrenatural. va más allá de la lógica, del raciocinio humano. Lo que mencionaré a continuación es exquisito y dinámico, al mismo tiempo mágico y crea mucha molestia porque no vivimos en un estado propio, sino ajeno. Los seres humanos vivimos de prestado. Creemos que es así porque estamos acostumbrados, pero nuestra conciencia nos declara que hay algo más y por esa razón no nos terminamos de acomodar,  he aquí las múltiples razones de escribir tantos libros, crear escuelas de pensamiento e ir navegando, siempre luchando por lo que creemos es lo correcto. Esta verdad, si la encontramos y la obramos, nos hace perfectos. Ese es el deseo común, más que un deseo, es la agonía de cada alma sobre este mundo; por eso el que la encuentra, sin tanto problema va y vende todo lo que tiene para poder adquirir el terreno donde la encontró, porque es un tesoro escondido, el más valioso. Todo lo demás queda reducido a la nada. Todo lo demás es como dijo el predicador "vanidad de vanidades" solo son cosas superfluas con apoyo de certidumbre que se genera de tanto escuchar que es verdad, pero es un engaño. El hecho de aquellos que hablan con tanta seriedad y basados en numerosos estudios no hace que un error sea verdad, el problema sigue siendo el observador. Hay muchos estudios que han demostrado lo frágiles que somos frente a lo que creemos es verdad. Los sentidos son fácilmente engañados, y aquello que pensamos muchas veces que es verdad, resulta ser un error. Fuimos engañados y nos nos dimos cuenta. A veces sucede así porque es una preferencia humana. es más fácil creer en el error que en la verdad, porque éste se parece, se acerca a ella, y no queremos seguir excavando así que preferimos seguir en nuestra zona segura y no molestarnos. Dada que esta vida es tan extraña y misteriosa y la verdad hay poco tiempo para qué complicarse si a la final todos moriremos... pero hay que detenerse y tomar la decisión correcta porque no tendremos la misma oportunidad, en el peor de los casos, lo demás es misericordia que nos regala el autor del tiempo.... tiempo, tiempo... mientras lo tengamos hay que aprovecharlo porque por ahora con todos los avances científicos seguimos muriendo y la historia se sigue dando en linea recta, horizontal, sin detenerse y más que nada en proporción a los encuentros en cada paso acertado y equivocado. Me gustan mucho estas palabras "Ante Dios no hay distinción de personas. Así todos los que pecaron sin la ley, sin la ley también perecerán, y todos los que pecaron bajo la ley, por la ley serán juzgados. Porque no los oidores de la ley son justos ante Dios, sino los cumplidores de la ley serán justificados. cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, los tales, aunque no tengan ley, ellos son ley para sí mismos. Muestran la obra de la ley escrita en su corazón. Su propia consciencia lo atestigua, y sus propios pensamientos los acusan o los defienden, el día en que conforme a mi evangelio, Dios juzgue por Jesucristo los secretos de los hombres" Romanos 2:11-16Así que tomando estas palabras con la seriedad que ellas poseen puedo decir que nuestro destino está enmarcado por la ley que abiertamente hemos desobedecido y no necesitamos de métodos científicos y análisis exhaustivos, hasta un ciego puede ver que hay algo que anda muy mal y esto desde hace ya mucho tiempo. Aun estamos aquí combatiendo el mismo mal. El problema es que queremos combatirlo desde afuera. El mal está dentro de cada uno y la verdad está afuera. La evidencia y estudios de caso nos llega muy apropiado, nos reduce al soplo original, al tiempo cuando fuimos sólo una idea y luego una acción creadora y en estos tiempos somos un poco de todo. La nada es el vacío y los pensamientos la existencia. El sonido y el tacto, la conciencia nos declara la sabiduría perdida. ¿Mito o realidad? allá en el antiguo jardín Eva quiso ser como Dios, lo que ella no recordó en esos momentos tan cruciales es que ya era como Dios... "a imagen de Dios los creó" ahora nos queda el tiempo exacto, ni un minuto más, ni uno menos para vivir conforme al propósito real de esta existencia. Si vivimos para servir, servimos para vivir, de lo contrario solo seremos un vago recuerdo, una anomalía genética, no un ser humano completo. Basta de creer que todo es relativo, lo único relativo en este sistema es el tiempo, y aun el está contado, determinado para dejar de existir. Así que la verdad sigue estando allá afuera y nosotros los humanos seguimos intentando mayores conquistas. Mejores resultados. Debemos siempre escalar un peldaño más en la hazaña de perfeccionar nuestro carácter; esto debe ser la más importante labor de cada ser humano. Lo demás viene por añadidura, como consecuencia. Miremos detrás de los ojos, allí se encuentra escondida la parábola de nuestra vida. Somos todos pedazos del mismo barro y hechos por las mismas manos. Pensados más allá de las estrellas. Creo en muchas cosas... todas van al mismo sitio porque todas salen del mismo lugar. Hay que seguir investigando... pero se que llegaré más allá.

Memoria de un beso

Dos palabras irrumpieron en las sombras de la noche. Eran las tres de la madrugada y ella seguía soñando un anhelado beso. Hacía mucho tiem...