martes, 28 de octubre de 2008

¿Quién dijo margaritas?

Las margaritas estaban en su punto, -¡qué extraño que no se hubieran notado en contexto!- es que ya no era el juego favorito, no lo recordaba bien y creía que sólo había sido cuestión de algunos cuantos artilugios. Ya la memoria no era la misma, pero de lo que sí estaba segura, es que ese juego no se practicó tanto como para recordarlo. Pero la seguridad radicaba en algunas lecturas un poco flojas, o más bien, en la desesperanza de no haberlo jugado nunca, de no ser como las demás chicas, porque ella creía que eso era pura estupidez, iba en contra de su naturaleza, no era así, y en esta época no iba a ser la excepción. ¿Desparramar margaritas? –No es para tanto- mejor me veo un documental de la segunda guerra mundial, o me inspiro en mentiras elocuentes con las que pueda contrarrestar el enojo y la ira que invade mi sistema en los días en que prefiero ser puerta...
Ese ser de la baldosa me deja un poco taciturna mientras pienso en las mil letras que debo estar apostando con el mal de ojo de la otra orilla, allá en el mar de la incertidumbre que por pura y maléfica postura está lleno de colores, sedientos de los recuerdos perfumados de aquellas tontas margaritas. No era un juego muy apetecido, era pura tontería de cultura y educación, y por ello, por no pasar como algunos más aposté que no sería, no estaría en las locuras de este sistema físico clásico, prefiero la aleatoriedad, la incertidumbre y las pésimas notas de las líneas que detallan los contornos de los escasos bosquejos que de mí tiene el artista. No tengo palabras para detallar las risas que me dejaba esa magia de estar jugando sin jugar, por eso tal vez mi falta de sensibilidad hacia las formas más sencillas del espectro, son una rutina pero no una necesidad.
Las ráfagas del tiempo se cruzan con los sonidos imperceptibles del trágico fin de la hoja suelta por aquellos que juegan, de los puntos luminosos esparramados que se incrustan en las pupilas las cuales referencian la imagen del ser que aun no llega, ni se deja ver. –El aroma- el olor era lo peor, y las imágenes sueltas de la época nunca vivida, pero sí tal vez merecida, porque ahora no somos lo que algunos han dicho que somos. Los que miran ven rostros parecidos a los escondidos encantamientos de las lejanas galaxias que nos pintan desde el más allá de las lágrimas caídas por algunas margaritas que no querían dejar de existir, y mucho menos por un tonto juego infantil. Ahora, ya no es para tanto, ya no queda más que algunas ideas por allí desparramadas como las siluetas despampanantes de querer ser lo que no se es. Este último punto me da risa y desconcierto. Ves a algunos con unas etiquetas que nos les quedan bien, se hacen los interesantes o importantes, ya que dadas las condiciones les atraviesa una espada inmisericorde. Los hace taciturnos, los desvía de la verdad y los atrapa en unas cadenas que tiran y jalan en círculo vicioso, para que la perturbación sea completa y no vean con acierto el espectáculo de la existencia. Las margaritas siguen sin pestañear, - ¿cuál es el problema?- … que algunas estaciones han pasado y las venas han comenzado su concierto dejándo ver el poco aplomo que tuvieron años atrás cuando se pretendía ser de otra manera, unas veces más elocuente y sabia de lo que realmente era. Algunos dirán que en estos tiempos de tanta relatividad eso depende del observador, pero esos mismo no detallan que una misma es la observadora y etiquetarse es un trabajo dificil, duro, agobiante, agónico, es más de lo que podríamos imaginar; es un análisis sensato para poder seguir el camino con menos equipaje del que traemos cuando nos empaquetan sin más ni más a esta oscura isla de la nada, cuando nos dejan porque así debe ser o cuando nos vamos porque estamos cansados del trabajo mezquino y sin provecho que nos cobija. algún dilema porque es astuto, es la trampa mejor diseñada de la cual no nos damos cuenta sino después de que aparecen las venas e imaginas seres en las baldosas y nadie te cree que allí habita, cuando por alguna casualidad que no la es, te despiertas a otro ser que no puede ser porque lo impiden tus sermones de política barata y no queda otro remedio que seguir viviendo en este tiempo, haciendo algo, lo que sea, para sentir que sí se vive en él. Mientras tanto morimos, da igual, porque si nos movemos también estamos muriendo... quizás de otra manera. A mi no me asusta la muerte, es un deseo de hace años y aun no llega, y no lo hace porque nos queda un poco de tiempo para lograr equipararnos mejor, destellar palabras que nadie te las va a escuchar. Nos queda tiempo para arrullar caprichos de abrazos y besos, lejanas fantasías de toques verdaderos, reales, toques que broten del más puro y llano presentimiento de dejar de ser puerta, convertirnos en andén, pasar por algunos lados descontando margaritas después de haber besado muchos antojos y oleadas simples al pretender las cosas más descabelladas, más locas de esta corta pero larga existencia.
En medio del valle y en la orilla veo algunas ráfagas que han estado iluminando los intrincados laberintos que es la mente y han estado desencadenando molestas herraduras para pasar a otro tiempo, otro espacio, un lugar más agradable. Es cerrar los ojos y llegar a sentir la nada, es la oscuridad total... este juego me gustaba más. es agradable sentirse flotando por el espacio, sin tiempo, sin estrellas, sin luz, en completa oscuridad. No hay Dios, sólo la nada... -la nada- ¿Qué es la nada?
Es considerar un momento en suspensión lacónica, audaz, en el inmeso vacío impenetrable de las ocurrencias enfermizas del salto cuántico al que quiero acceder. Es tal vez poblarme de innumerables aventuras inquietantes, nunca antes protagonizada por ser humano alguno, ni en aquellos remotos tiempo de Elfos y hadas, hasta el presente futuro de la incertidumbre fugaz de mis más alocados recuerdos del pasado, lleno de múltiples pétalos que dejé pasar porque no me interesaba la travesía cósmica de tal taciturno juego. La nada estaba conectada a los alambres del diccionario que dejé olvidado en la casa de mi abuela. Lo dejé y he allí la razón por la cual ahora es más dificil jugar, pero a veces lo logro y me transporto a ese lugar donde la oscuridad es fascinante, pues quedar en suspendida lejos del ruido y tumulto me agrada.
La nada es elocuente, inspiradora de energía que se proyecta en las citas del primer encuentro con las letras, un diario desgastado, presumido, escrito por dentro y por fuera cual seres apocalípticos llenos de ojos que el vidente observó. En esa nada los puedo ver y parecer a ellos en elocuencia oculta detrás de las pocas virtudes que poseo.
La estancia en la nada es mi lugar favorito dentro de los pocos que tengo, ya que allí en la inmensidad y vastedad del universo, sin la presencia de otros es reconfortante sentirse vigilada por el invisible, el cual vive en la décima primera dimensión y me roza en perspectiva, crea las líneas de mi silueta y me dilata el oído para poderle oír en mis recónditas alegorías fingidas del ser que vive después de orión. Con mis manos lo puedo tocar en la nada, porque las dimensiones se revelan más copiosas y dispuestas a ser encontradas. Es en la nada donde me apremio sin debates y donde resulta que puedo llegar al amanecer de mis expectativas.
Ahora después de sutilezas resulta que es más propio ser semejante a mis recuerdos primarios, debo ser mas consciente y menos prevenida, y así dar lugar a aquellos que pueblan de otra manera este universo y más en comprimido el planeta tierra y la paleta que cada martes a las seis y treinta minutos de la tarde destapo, para poder observarme desde otro ángulo, del lado de aquellos ojos que me regalan sorpresa y labios que se apresuran a sonreírme sin afán, sin cuidados especiales porque en este lugar lo que somos aun no se nos ha revelado y como dijo un apóstol "lo vemos como por espejo" increíble que después de ser algunos antojos no hemos llegado a lo que debemos, pero lo suponemos, porque las miradas lo escrutan todo y los sueños son más parecidos a aquellos pequeños ojos, que por todo y por nada sonríen en la espesura de una lágrima. Hoy quiero recalcar que mis mejores momentos están escondidos en el tapete de mi corazón, y están allí para ser mejorados, por lo que a cada momento vivo y presiento una lógica felicidad. De verdad lo mejor está por venir y es mejor vivir en el misterio...

jueves, 16 de octubre de 2008

Ser

El amanecer se estrelló porque las luces del alba mitigándose dieron vuelta hacia el pasillo desgastado, en el cual pendiente de un ligero y envejecido clavo, asomaba el rostro de perfil del invitado a la cena la noche en que todo sucedió tan rápido que los mismos recuerdos asolapados estaban entrecruzados por los pequeños cuantos, sí, porque en otras ocasiones eran más ondas que llegaban a mi rostro y lo comprimían hasta dejar que el aliento se evaporara al lado norte del lugar en que escogimos, deambulando sin más motivo que ser de otro modo. Es que ser es un gran dilema, y eso que no hemos contaminado algunas existencias... menos mal me he quedado varada proyectando sólo hacía mi cara, por ahora es mejor así, ya que dadas las circustantias es preciso quedar al lado, un poco aparte para lograr ser algo más elocuente, atractiva y menos ridícula de lo que hasta ahora se ha acuñado y ha venido a ser una idea de reflejos mal tratados, algo tontos y embetunados de un gran agujero negro, sí, la luz se extinguió. Pero a mi me gustan los agujeros negros, y la poca luz de mi habitación y el perfil de tu mirada, un poco más emocionante que las ligerezas de mis palabras, en otras épocas que ahora se me antojan muy lejanas aunque hace poco que sucedió. Espero llegar de verdad a las profundidades del ser que debo ser y del ser que ahora veo en ti. Estoy de acuerdo en que así debe ser y que en el andar de las miradas y los reflejos podremos sentir las emociones primarias de las que ya, según algunas ideas no referencio ni me quedan más grabadas que las miradas de bajo perfil que algunas personas siembran durante los breves lapsos, en que sin más intención que la de regresar a casa, finjo tener, pues a veces la pena me invade y los ojos de otros son intolerables para mi, que en otro espejo me diviso más satisfecha. Ahora complice de Dios es más emocionante el andar, y la existencia detrás de las palabras es una medicina que acompaña la presencia de lo invisible; es así como veo al ser que vive en la baldosa de mi habitación... es elegante, serio, posee mirada triste sin estarlo, espera algo que no puedo descifrar, aun... espero. Es maravilloso, no se hace cuánto tiempo ha estado allí, pero puede ser que la dualidad de la luz lo haya traído a la existencia...
Continuará

miércoles, 15 de octubre de 2008

Mis venas

Sucede algunas veces, o siempre en la existencia, que vamos por allí sin cuerpo. Somos cuerpo, algunas veces sólo cuerpo, otras mentes sin él. -¿Adónde quieres llegar?- al cuerpo. ¿No has escuchado que tenemos el cuerpo pero andamos sin él?, en algunas ocasiones lo gastamos sin darnos cuenta y cuando nos hacemos lúcidos ha pasado tanto tiempo que no nos encontramos cómodos, entonces debemos rediseñar nuestras líneas y contornos para poder subtraer aquello que yace oculto en medio de la nada evaporada de los recuerdos más caros, que a estas altura se han vuelto notálgicos de tanto padecer insomnios, sol y lluvia... de tanto andar sin parar, de tanto avergonzarnos frente a las dudas y quimeras que representa estar aquí, cuando deseamos estar allá, del otro lado, apreciando una vida más jugosa en medio de charlas contamindas de azucar, risas genuinas, no fingidas de la madurez o de la inmadurez que siempre está escondida en la parte más ingenua de la mente. !Malditas neuronas y sus embroños de acero!, la sed exquisita de padecer el cuerpo, y en él, el reflejo taciturno de las venas verdes, azules, rojas. Mis venas estan acompasadas al ritmo de tarántelas y hojalatas caprichosas, se funden en mis pensamientos, ellas los recorren, las veo venir e irse, ahora las veo más exactas, más hermosas... -no-, nunca las había visto, sólo reciente, hace poco que las descubrí y me sorprendí de verlas tan limpias, !hasta me gustan!. ya asoma mi edad y con ella la madurez esperada, ¿cómo me leyó él un día?, perdí la capacidad de reírme sin importar las equivocaciones. Sí, he perdido muchas cosas entre esas mi historia acerca de las venas, no la encuentro por ninguna parte, la escribí a la antigua y ahora no la encuentro. Pero está el espejo de ella, es mi radiografía de la vida, el apostar la vida desde otra perspectiva, un poco complicada y ausente.
Las que más me gustan son las que se reflejan en mis tobillos, son de un color azul aguamarina, sencillas, complejas, nada ideales, siempre primorosas y delicadas. ellas se riegan con cremas costosas de leche, camelias, sándalos, rosas, miel y otras esencias más equilibradas, algunas me dan mareo, reconozco mi problema con los olores taciturnos que hacen que pierda el sentido, provocan migrañas y resultan extrañas a toda la existencia. - Que exagerada- sí- peor es estar hablando de ellas. No son tan importantes. No lo son hasta que aparecen después de haber estado ocultas, -no- sólo no reflejadas, latentes, esperando a que te dieras cuenta, y así muchas otras cosas que la noche no despierta, pero que la vida te las arroja a la cara con demencia adolescente, fugaz y ligera.
Las venas que se me antojan frescas, un tanto divertidas y viajeras de las emociones representativas en la intensidad de los besos, las entradas y salidas.
continuará...

martes, 14 de octubre de 2008

Memorias en un diario complicado

Lejano está el momento del despertar de la solapa publicada con gentileza detrás del escritorio y guardada en el sofá que está en el salón del té, ofrecido a las tres de la tarde, todos los días en que iban a charlar de aventuras jugadas en el país de al lado, lejano y sombrío, cuyas vidas paralelas recién descubiertas eran propias de aquellos perdidos en el laberinto hostil de las viejas y gastadas solapas.
Los de ahora son como los de antes, los que quedamos de esa primera epidemia sólo éramos dos y el mismo lado. Eran otros tiempos y !vaya que tiempos! ahora en este lugar no nos queda otra opción que relatar el suceso, ya no queda mucho que hacer, a menos que queramos esperar al fantasma para que acabe con nosotros.
Fue toda una locura avanzar en el tiempo ya que es mejor vivir la edad, -¿cuál edad?- la edad de los mejores, la misma mariposa de múltiples colores, espectro que volaba en la dirección correcta, allá donde encontramos los cachivaches que ahora nos distraen de esta cansada e infatigable unción. -¿Cuál unción?- los remedios de la mia naturaleza. Los ojos ya estan gastados y los ánimos revoltosos, !si!, las mariposas aun revolotean, y eso es un grato recuerdo infantil. -No-, es un recuerdo de amor o algo así que leí de aquellos que no estan, los conseguí de sus pupilas negras y equidistantes que deambulaban en extraña postura, cual vampiro al acecho.
¿Vampiro?, ya, déjalo, porque esa es otra historia y ahora no puedo observarlos, para eso es mejor la noche. La penumbra de mis ideas y la exaltada apariencia de sus perfectos dientes, la extraña sonrisa inofensiva y las manos más blancas que la nieve. !ya!... los pecados blanqueados, -no- la conciencia limpia, la justicia divina. -¿Cuántos años tenías?- siete, número perfecto, como el negro, justicia, juicio, mejor aun, ráfagas del tiempo oculto en ecuaciones matemáticas, en la lógica incertidumbre de palabras bien diseñadas y estructuradas que por ahora no comprendo.
-Llevas mucho tiempo sin comprenderlo- no, exactamente unos minutos, el resto es poesía. Palabras más, palabras menos, pura indiferencia ante los espectáculos mejor destacados por vidente alguno, por aquellos que tienen ojos y oídos, pero no les basta. -!Las solapas!- -si- las solapas. Eran unos viejos guerreros marcados por el destino, aunque el destierro hubiese sido mejor, pero no para ellos, su propio nombre no lo aceptaba. -¿Su nombre?, -si- el carácter no se deja de lado, se va con él a todas partes, es la misma esencia de su nombre, es axioma imperturbable. Somos un nombre. ¿Te llamas Sofía? -si- exacto como eso. -¿Qué hay de ti?
-nada- franqueza, te lo juro. Mejor, asi nos esquivamos o nos entrelazamos en algunas quimeras importantes para la existencia, matar una que otra neurona y correr sin tiempo, sin lugar, en el espacio de las posibilidades creadas en cero. - Bruto aprecio- -No- estornudo de rinoceronte, espuma de ternera, caprichos de caballitos de mar, sonidos de selva espesa, gorilas y algunos más. ¿Queda alguna palabra? -si- las del anochecer vanguardista, sin pistas ni equipaje... a veces se vive con exceso de él, como lunas llenas sin Licántropos... evasiva fortuita de palabras mal entonadas, tal vez una canción de nana y una última mirada esquiva de pasión por tus ojos, por tu boca y por tu pecho. -no- Ahora demente hay que meditar. -¿Algún gurú en especial?- si, mi propia mente. - ja, ja, ja- eso provocas, pero me deleita tu estancia entre mis manos, especialmente tu aceptación en el mundo mágico de las realidades más o menos exactas, paráfrasis de la epidemia y de los sonidos de las partituras ya vencidas pero clásicas de la memoria infatigable que es ser un ser humano.
Los compromisos en el sofá, el te de las tres de la tarde, los libros y la música... ideas, colores empatados... mejor el resumen de ellos... Mi paleta es perfecta. Tengo razones, no son de tu incumbencia, ya sabes, cachivaches, cosas viejas, desgastadas, casi muertas. -¿Todas?- ¿tu qué piensas?, hasta ahora mis mejores dones a tu disposición. -Gracias-, -mil a una que no te podrías balancear en puntas de pies- por supuesto que no. Mejor opción, leer a Kafka o Cortazar. -Ni por los tobillos en tu paleta- claro que no- ¿quién crees que es la mejor en las pistas? tu rosa encantada. -no- las pesadillas del ser que vive en la baldosa de mi habitación- ¿hay un ser en la baldosa de tu habitación?- si- es guapísimo, pero solo le puedo vislumbrar medio rostro que se ve en perspectiva desde arriba sentada en mi cama. tiene unos ojos tiernos, una expresión de tristeza, como si estuviera esperando... -¿qué? -no lo se aun- ¿hace cuánto vive allí? tampoco lo se, recién lo descubrí ayer a las 10:00 de la noche cuando estaba pensando algunos detalles de la reciente conversación con G.R... um, tal vez fue solo eso... no puede ser, porque hoy lo vi en la madrugada al despertar, asi que supongo que sigue allí. ¿Itinerario para hoy? Trabajar en el día, ir a la escuela de artes en la noche, dibujar y pintar algunas manifestaciones más locuaces de mis mejores memorias recien descubiertas y etiquetadas en este instante en que ya no soy una demente, sólo por hoy. ¿Dónde quedan las solapas?, en el mejor lugar disponible ya que tendría tal descalabro que ningún cirujano querría increpar, claro, siempre hay más opciones. Las solapas están en fántasticos rostros, majestuosas enseñanzas encontradas en cualquier esquina, sin pretender ser, sin equipo favorito, sin chistes agónicos ni malos entendidos. Son los mejores amigos en mi tiempo libre, de algunas famas antiguas y lágrimas rescatadas porque el olvido no es una gran hazaña, hay que evidenciar lo concreto y lo no tangible mucho más allá de las primeras imágenes que por el uso y el abuso se evaporan sin riego ni cobijo. Ya me abrigo en la mía y sigo mi camino para poderte contar del tiempo vivido un poco más allá del salón de té, rescotada en ese viejo sofá, herencia de mi abuela que ahora en paz descansa, con una pena que no pudo superar y hasta el último aliento dejó ver, se dejó escuchar. Sí, algunas veces las solapas nos dejan pero siempre regresarán porque necesitan un cuerpo y una mente en la cual transitar, moverse, tu sabes, cada quien camina de maneras diferentes, según la genética y la educación recibida. Los hay muy altos y muy bajos, los hay término medio, no me gusta ese término. Los hay atléticos y esforzados y otros menos aventajados según esta sociedad, pero eso no importa si te ves en la dimensión correcta, como la violinista del concierto de Yanni, excelente, hermosa e inteligente. Solapas al fin, aca todavía hay mucho que decir y otro tanto que descifrar, espero estar en lo exacto no en lo correcto, eso se lo dejo a mi madre. Ahora debo reponer tiempo que no se repone, espíritu que... sí, es un poco más manejable, mente que se apresura a envejecer lúcida y quedamente, venas... !mis venas! ¿no te he contado de ellas? -no- ¿me lo creeras?, por lo menos lo considerarás. vale el esfuerzo y el momento.
Son un poco de la más dulce aventura, porque después de sondear que la piel deja sus huellas es más gratificante conocer un poco de tu espacio interior, y ellas te lo delatan tan vívidamente, que sientes un pesar de no haberlas descubierto antes, cuando todavía había oportunidad, conocer el fin desde el principio, delicada labor y no nos ha correspondido a nosotros saber esas sazones, mejor porque la cocina es un poco disparatada y a estas altura casi no hay tempestades para lograrlo o sentirla un poco más razonable.
Las venas te lo declaran, apostada o no ellas estan allí. Palpalas, siente su recorrido a ver si te llevan al lugar de al lado que es donde quieres estar. El salón de te ya está viejo y sera mejor distribuir tu cuerpo en otro lugar un poco más interesante.

Memoria de un beso

Dos palabras irrumpieron en las sombras de la noche. Eran las tres de la madrugada y ella seguía soñando un anhelado beso. Hacía mucho tiem...